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4 dic 2012

Tercer capitulo. "Despertar"


Bueno, aquí esta el capitulo de esta historia, hoy no me enrollaré, espero que os guste y que no muráis si encontráis una falta. Un saludo 

Capitulo 3. Despertar.

Todo lo que acababa de ocurrir era demasiado extraño y Shara no podía más con todo. Entre la conmoción del accidente, el impacto de ver aquel chico de nuevo y el tener a su hermana a unos metros sangrando, no podía más y acabo por desmayarse.
Afortunadamente no le pasó nada. Aquel chico encapuchado la cogió en brazos y la llevo dentro de la casa recostándola en el sofá del salón principal, ayudando luego a aquel anciano y a James con los demás heridos.
Aquella anciana comenzó a sacar un botiquín y unos botes de una estantería. James se sentó como pude en un sillón del salón y acabo durmiéndose por el agotamiento y en parte por la borrachera que llevaba encima. No paraba de retorcerse del dolor, pero dormía, bajo pesadillas y bajo cuidados de la anciana. 

A la mañana la primera en despertar fue Emily. Cada uno fue cuidado y supervisado durante toda la noche. 
Emily se encontraba en uno de los dos sofás del salón central. Al abrir los ojos lo primero que vio fue  un techo blanco pero se notaba que era viejo porque ese blanco estaba ya algo ennegrecido por el paso del tiempo. Al moverse pudo observar a su lado una silla donde por lo visto a alguien debió de estar sentado por al noche, pero ella no sabía nada, solo recordaba el accidente y aquel golpe en la cabeza.
Al centrar la vista podía visualizar un amplio y espacioso salón, con una mesa de madera algo antigua en el centro de dicho salón. No había televisor por ningún lado mirase por donde mirase, solo podía observar estanterías y estantes cargados de libros hasta los topes que parecían tanto de estudio como de lectura normal. En medio de tantas cosas empotrada en la pared había una chimenea de quemar madera antigua, con base de piedra y paredes de esto mismo, que ascendía por lo visto hasta el techo. El suelo era de madera pero se veía bastante bien cuidada y conservada, y este estaba decorada con una alfombra roja sin muchos decorados en ella. La chimenea estaba encendida y estaba tapada ella con una gran manta. Tenía una venda en la cabeza de la que se dio cuenta al rato y le dolía lago la muñeca.
Se disponía a levantarse pero el anciano se lo impidió acercándose a ella y sentándose en la silla que antes observo.

-¿Dónde estoy?.¿Qué es este lugar?.- Se apresuró a decir Emily desconcertada.

-Tranquilícese jovencita, esta usted a salvo y mucho mejor que ayer, le sacamos de aquel coche junto a la ayuda de otra chica y otro chico que os acompañaban en el coche.-Intentó calmarla el anciano.

-¿Dónde esta Shara?,¿Y Bratt y James?- Comenzaba a agobiarse Emily a pesar de las palabras de aquel anciano, no entendía nada.

Dentro del salón entró también la anciana y suspirando puso uno de sus manos sobre el hombro de su marido.

-Tus amigos están bien pequeña, están todos descansando aun. Los dos  chicos están en el cuarto de al lado porque no cabíais en el salón los cuatro.- Susurró tranquilamente al anciana.

La verdad es que al final a James y a Bratt los trasladaron a la habitación que había al lado del salón nada más asalir al pasillo porque solo había dos sofás y James necesitaba recostarse al igual que Bratt y Shara.

-Esto... ¿y mis padres?. Estarán preocupados... - dijo en hilo de voz Emily.

-Ya les llame yo, tranquila, vienen de camino.- Sonrío el anciano.

En ese mismo salón estaba en el sofá de al lado Shara dormida aun, estaba algo pálida y agotada, pero estaba mejor que ayer noche. Se escucho el crujir de una puerta abrirse y de golpe interrumpió en la sala andando tranquila el chico encapuchado, suspiro y miro a los dos ancianos y a Emily, luego observo a Shara un momento y sonriendo levemente se sentó en el sillón del salón.

-Esto... Ese chico no es... - Digo ahogadamente Emily al verle y recordar al chico de la capucha.

-Si, soy yo.- Susurro inclinándose a modo de saludo, luego se retiro la capucha ya casi seca, pues no se cambió en toda la noche y se limitó a ayudar a ambos ancianos.

Emily se fijo en sus grandes ojos de color verde y por fin pudo verle la cara por completo, algo pálida por el hecho de no haber descansado en varios día, con unas pequeñas ojeras por el mismo tema. Tenía una leve sonrisa en sus labios que eran normales, como los de cualquier chico corriente, le pelo estaba revuelto y sin peinar, de color oscuro y algo largo.

-Esos dos ancianos son mis abuelos, os encontró mi abuelo de vuelta a casa tras ir a visitar a una de mis tías al hospital.- Sonrío levemente de nuevo y se acomodo en el sofá cerrando los ojos.

-Me llamo Antonio, encantado.- Dijo en anciano y sonrío mientras luego con un gesto indicaba sin llegar a señalar a su mujer.- Y ella se llama María. Perdonad si os asustó nuestro nieto en la calle, es algo callado, pero en el fondo es una buena persona.

Tras esto Emily sonrío como pudo por el dolor de cabeza que sentía y se recostó. 

-Me llamo Emily, encantado, no hay nada que perdonar.- Susurro ya recostada observando aquellas tres personas y entrecerrando los ojos.

Pasaron las horas y ya se hizo la hora de comer, eran entre las dos y las tres de la tarde ya. Los ancianos María y Antonio revisaron de vez en cuando a los muchachos mientras descansaban recostados, despiertos o dormidos, a la vez que María preparaba algo de comer. El viaje desde la ciudad al pueblo era de una hora en coche realmente, y los padres llamaban de vez en cuando a Antonio para preguntar ya que la mayoría por trabajo no podía ir, y al final acabó llegando algunos pocos familiares a verlos que llegaban a destiempos como cuanta gotas y se iban, menos la prima de Bratt y una amiga de Shara que se quedaron dentro, ayudando a los ancianos. El chico encapuchado, ya sin al capucha dormía y descansaba en el mismo sillón en el que se durmió.

Shara despertó sobre las tres de la tarde junto a su amiga Emma, una chica rubia pero que no tenia ni un pelo de tonta, delgada, con una amplia sonrisa siempre en la boca y con las mejillas adornadas con una leves pecas.

-Buenos días dormilona-. - susurró con una leve risilla floja después Emma.

-¿Emma?.¡Qué sorpresa!.- Dijo muy animada Shara e reincorporándose en el sofá le abrazó con fuerza.- ¿Qué haces aquí?.

-Pues tus padres me dijeron que estabas en este pueblo, que tubiste un accidente, por eso vine en cuanto pude.- Dijo sonriente.- Por cierto, ¿quién ese chico tan mono del sillón, se venía con vosotros en el coche?.

-Esto... -Shara observo a el chico de la capucha que estaba hay, dormido cerca de ellas y abrió bien los ojos, pues no pude verle antes tan bien la cara como ahora.- Ese chico no venía con nosotros... -Susurró algo perpleja, pensaba que el verlo salir de la casa de Antonio y María fue una imaginación suya.

Emma se sonrojó de golpe al darse cuenta de haberle dicho mono sin conocerlo y encima siendo un desconocido hasta para su amiga. Al ver esto Shara empezó a reír débilmente, cosa que hizo sonrojar más a Emma. La tarde se iba acabando y la noche comenzaría a llegar, haciendo que muchos cosas se aclarasen. ¿Como se llamaba aquel chico?, ¿quién es?. Eran preguntas que rondan ya tanto la mente de Shara como la de su hermana y sus amigos, incluso de Emma.